martes, 3 de febrero de 2009

Función Cáucaso-LEPdV3

Música en escena – teatro de Buenos Aires (publicado en www.psyche-navegante.com, N° 77, año 2007)

La escena local ofrece a menudo diferentes variantes de espectáculos teatrales que conviven con algún tipo de expresión musical. Algunos de ellos tratan a la misma como un simple complemento y no presta demasiada atención a su ubicación dentro del texto, su sincronía con los cambios escénicos, etcétera; solo la ofrece como un complemento más en la gama de recursos a utilizar. Sin embargo un número no menor de representaciones trabaja la música de una manera mucho más simbiótica, no solo la “agrega” a un texto sino que la hace partícipe de la trama, le da momentos de protagonismo y consigue con ella climas muy intensos.
Las distintas formas en las que la música aparece en las obras no tienen límites. Puede acompañar al relato de principio a fin de manera ininterrumpida o aparecer esporádicamente, puede estar muy cargada de instrumentos logrando los más diversos matices o solo contar con un sonido de un pequeño accesorio percusivo. Cualquiera de las variantes podría resultar indicada dependiendo del proyecto y ninguna debe presuponerse como más efectiva que otra.
El efecto auditivo que se produce al utilizar los sonidos adecuados es muy interesante y complejo, no solo se puede crear en el espectador diferentes sensaciones sino que también consigue en ocasiones hacerlo partícipe de la escena. Las diferentes sensaciones producidas son de lo más antagónicas: amor, odio, felicidad, tristeza, seguridad, miedo, etcétera. Existe un ejercicio típico en algunas universidades de cine que se realiza con una proyección determinada constante, por ejemplo: una niña jugando en un jardín una tarde primaveral. Acto seguido se reproducen distintas piezas musicales por lapsos de treinta segundos. Es notable el cambio de actitud de los estudiantes frente a esto. La misma escena pasa de ser alegre a melancólica, graciosa, trise o terrorífica con un simple agregado musical. ¿Cómo dejar de lado el papel de la música si puede con una misma escena conseguir lo que se proponga? Recomiendo hagan el ejercicio al ver cualquier representación teatral o cinematográfica, en la que no haya diálogo e imaginen como resultaría con una música completamente diferente.
Muchas veces al salir del teatro no recordamos con exactitud cual fue la música que acompañó a las distintas representaciones; muchas veces al salir del cine no tenemos la menor idea de lo que escuchamos como banda sonora, sin embargo esto no quiere decir que su participación no haya sido decisiva, ya que en algunos casos de eso se trata. Es cuando la interacción entre texto y música se vuelve perfecta que casi no podríamos concebirlas por separado, cuando recordamos una escena y automáticamente se nos viene a la memoria su musicalización a pesar de que en el momento de terminar de verla no la habíamos registrado. A mi entender y gusto esta es la comunión perfecta y más buscada.
En repetidas oportunidades la música se hace presente de una manera casi excesiva, y estamos dejando afuera a todas las obras que se basan en el canto y baile, o sea ópera y musicales en general. La sobrecarga de sonidos es a veces mucho más nociva que su ausencia y nos hace perder el hilo del relato. Es en estos casos donde tendríamos que detenernos a analizar si no es preferible la ausencia total o la intromisión de los compases mínimos necesarios.
Existen diferentes maneras en las cuales se puede presentar un acompañamiento musical para una obra teatral. Entre las posibles clasificaciones podemos dividirlos en música en vivo y música grabada. Ambas presentas ventajas y desventajas dependiendo de las preferencias del director y el musicalizador. La música en vivo si bien supone un mayor riesgo de coordinación con la escena, afinación y concentración, aumentando la posibilidad de error, nos brinda diferentes intensidades y climas al acompañar el relato contagiándose de la energía actoral de cada función, que es claramente diferente. Esto proporciona momentos increíblemente sensibles, consiguiendo aumentar la percepción del auditorio. La musicalización funcional no puede adaptarse al momento escénico de cada presentación, pero sí al pactado en el texto y los ensayos. Esta última resulta a veces más adecuada para despliegues de producción menores ya que requiere menos ajustes antes de cada función (pruebas de sonido), tecnología (no al momento de grabarlas sino al de reproducirlas), e intérpretes.
La composición de música para acompañar un relato teatral o un guión cinematográfico se realiza de diferentes maneras dependiendo en general de la forma de trabajo del musicalizador. Este último a su vez no repite siempre la misma fórmula compositiva y va utilizando distintos modelos. Existen músicos que trabajan fundamentalmente sobre el texto tratando de recrear por sí mismos las escenas de una manera similar a lo que hace el director al plantear la puesta. A mi parecer esta forma es la que permite al músico un trabajo más libre y menos condicionado a cuestiones de la puesta que inevitablemente lo influenciarían. Claro está que el riesgo de no concebir un material potable mediante esta vía es alto pero en ocasiones nacen así creaciones bellísimas que tratan la trama desde una visión muy personal. El ahora tan afamado y reconocido Gustavo Santaolalla (que debería haber recibido éstos honores hace mucho tiempo) sostiene que la metodología antedicha es la elegida por él en la mayoría de sus proyectos. Otros artistas prefieren trabajar durante la creación de la puesta, componiendo ensayo tras ensayo y modificando lo hecho según los cambios propuestos por el director. Como una tercera alternativa podemos mencionar a los músicos que componen a partir del material terminado, ya sea la obra teatral entera, un video de la misma o una película ya filmada. Por supuesto, y como ya dijimos, hay quienes varían su manera de componer o las combinan, empezando a trabajar con el texto, continuando durante los ensayos y terminando con la obra o película culminada. La última metodología citada es la que utiliza generalmente quien escribe este artículo.
La musicalización de una pieza artística de cualquier género requiere un compromiso muy fuerte por parte del compositor, y solo logrará hacerlo con éxito si entiende la historia o mensaje que intenta contar el texto ya que es él también quien debe contarlo.
Por suerte para nosotros la escena de Buenos Aires cuenta con una gran cantidad de exponentes que nutren de exquisitas piezas a las diferentes propuestas, sería realmente una lástima no aprovecharlos.

Adolfo Oddone

STRONG AS YOU (canción)

Thanks to you for being
strong this time when
everybody is falling down
so many crash

Everything is on fire
can´t you see I´m crying
while the sky turns black
so many fly
like angels

Sorrow of truth
don´t leave me too
´cause I´m not like you

A new day is coming
hold my hand to leave
the darkness behind
stare at the sun
togheter
BELIEVE (canción)

I just can´t believe you
The dream is about to start
You think that you need me
I know (you) want to see me down
DESPERTAR (canción)

NO HAY TIEMPO NI LUGAR PARA ESTAR
DESTINADO A DESPERTAR
DEL MIEDO ABSURDO QUE ESCONDE A LA LUNA CON LA REALIDAD
Y ENLOQUECEMOS BUSCANDO NUESTRA VERDAD
QUE ES LA ESTELA DE LA LUZ VITAL

CÓMO SABER QUIEN PODRÁ REALIZAR
EN LA VIDA SU IDEAL
LA VOCACIÓN JUNTO AL SUEÑO QUE CENTRA EL DESEO DE AMAR
Y CADA DÍA ME ESFUERZO PARA MOSTRAR
QUE ES CON MÚSICA COMO SÉ HABLAR